ESPECIAL: ROBO DE TIERRAS Las víctimas que reclaman sus tierras están siendo asesinadas, torturadas y amenazadas. La reparación está fracasando y se consolida una contrarreforma agraria sangrienta.
Con las tierras, los paramilitares tenían un plan de largo plazo. Con pistola en mano, durante casi dos décadas expulsaron a los campesinos de sus fincas, usurparon parcelas y presionaron para que les vendieran a precios bajos. Usaron las instituciones del gobierno y muchos artilugios jurídicos para que todo pareciera legal. Querían consumar a sangre y fuego una contrarreforma agraria para lavar los activos del territorio, para controlar políticamente a las regiones, y para fungir como elites económicas rentistas en el futuro mediato. Todavía luchan a muerte por lograrlo, y si no se hace algo urgente, se saldrán con la suya.