Este noviembre de 2009 las oficinas del grupo nacional de PBI en los Estados Unidos (PBI USA) y la oficina representante de PBI Colombia en Washington, D.C., unieron esfuerzos para organizar una gira con el fin de visibilizar los riesgos que corren las comunidades en resistencia y algunas organizaciones a las cuales PBI acompaña en distintas regiones de Colombia. Así, ambas oficinas decidieron invitar a la Comunidad de Autodeterminación, Vida y Dignidad (CAVIDA) de la cuenca del Cacarica, la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (ACVC) y la Corporación Social para la Asesoría y Capacitación Comunitaria (COS-PACC) a visitar los Estados Unidos para compartir sus historias y dar a conocer los proyectos y mecanismos de autoprotección de sus organizaciones.
Durante la gira que se realizó entre el 9 y 23 de noviembre, Bernardo Vivas (CAVIDA), Fabián Laverde (COS-PACC) y Álvaro Manzano (ACVC) visitaron la capital de los EEUU, Washington, D.C., y los estados de Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia. Tuvieron la oportunidad de presentar su situación ante miembros del Congreso, representantes del Departamento de Trabajo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y en eventos públicos de organizaciones aliadas de PBI como la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA). Además, los invitados se entrevistaron con medios radiales y periódicos nacionales durante su visita y dieron presentaciones en la Universidad Americana, la Universidad de Carolina del Norte y la Universidad de Carolina del Sur.
«Es muy importante que la gente estadounidense escuche las voces de las personas que tienen que vivir la realidad de las políticas y acuerdos que se han hecho entre los gobiernos de EEUU y Colombia», expone Katherine Hughes-Fraitekh, directora ejecutiva de PBI USA, y añade: «Estas organizaciones están intentando vivir en armonía con la humanidad y el medio ambiente a pesar de tener que sobrevivir en medio de un conflicto. Las problemáticas que tienen que afrontar son compartidas por millones de personas en el mundo entero y por eso queríamos invitarles acá para conocer la realidad de sus vidas, de su resistencia y de su lucha constante por la paz y la justicia».
La Escuela de las Américas
Para terminar la gira, los participantes asistieron a la vigilia anual ante la sede de la Escuela de las Américas, ubicada en la base militar Fuerte Benning en Columbus, Georgia. Alrededor de 20.000 personas asisten anualmente a este evento para conmemorar el asesinato de ocho personas —entre ellas, seis sacerdotes jesuitas— en El Salvador por soldados salvadoreños entrenados en la Escuela de las Américas. Los participantes de la gira dieron un taller sobre sus mecanismos de autoprotección y también intervinieron desde el escenario principal del evento.
Los acompañados invitados destacaron el impacto de poder presentar sus discursos y compartir sus experiencias con otras víctimas de soldados que se han graduado en este programa de entrenamiento patrocinado por el Gobierno estadounidense. Para Fabián Laverde, «fue gratificante la participación en esta vigilia ante la Escuela de las Américas y lo considero como ganancia política ya que allí se pudo revindicar el buen nombre de las víctimas de la guerra sucia que se vive en la región, protagonizada mayormente por acción u omisión de la Brigada XVI del Ejército Nacional de Colombia donde la mayoría de sus comandantes han sido entrenados en la Escuela de las Américas».
Con esta gira, PBI intentó proveer un espacio para que estas organizaciones pudieran explicar y visibilizar la realidad que viven las comunidades afrodescendientes, campesinas e indígenas. Además, hubo la intención de crear espacios para que estas organizaciones pudieran compartir con movimientos sociales en los Estados Unidos. Álvaro Manzano notó que, además de mostrar interés en escuchar sus historias, estas organizaciones estadounidenses «mostraron su compromiso de trabajar hombro a hombro y seguir adelante con nosotros para que algún día tengamos un mundo mejor».
Testimonios desde EEUU
Aunque pertenecen a regiones distintas de Colombia, todas las organizaciones compartieron preocupaciones parecidas sobre la conexión entre intereses económicos en sus regiones y violaciones sistemáticas de derechos humanos.
Bernardo Vivas, representante de CAVIDA, destacó las preocupaciones de CAVIDA ante la posible implementación de megaproyectos de infraestructuras en la cuenca de Cacarica. «Actualmente hay 4.5 millones de personas desplazadas en nuestro país y proyectos como la Carretera Panamericana y la red energética generarían aún más desplazamiento porque pasan por nuestros territorios», dice Vivas. «Sólo el 1.5 por ciento de las personas que han sido desplazadas han podido retornar a sus tierras. Para CAVIDA esto fue posible gracias a la creación de Zonas Humanitarias y Zonas de Biodiversidad que nos permiten proteger la vida humana y la vida natural y gracias al acompañamiento nacional e internacional de organizaciones como la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz y Brigadas Internacionales de Paz».
Fabián Laverde, miembro de COS-PACC, compartió la experiencia de comunidades campesinas e indígenas en el departamento de Casanare, un centro de explotación petrolera de British Petroleum Company: «Durante más de 20 años, esta multinacional ha causado un fuerte deterioro al medio ambiente y a la cultura regional haciendo que el campesino pierda la vocación agrícola y se emplee en las distintas actividades petroleras generando una crisis en la seguridad alimentaria». Además, Laverde destacó la conexión entre esta crisis y políticas extranjeras estadounidenses: «Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos coloca el tema petrolero en el mundo como un problema de seguridad nacional. La mayor parte del petróleo extraído en Casanare es llevado a los Estados Unidos para satisfacer la alta demanda energética. Esta situación ha costado miles de desapariciones forzadas, desplazamiento forzado y decenas de casos de ejecuciones extrajudiciales». .
Álvaro Manzano, representando a la ACVC, explicó los efectos dañinos de fumigaciones en las áreas donde trabaja su organización: «Aparte del daño que causan las fumigaciones, existe el gran riesgo de desplazamiento. Los campesinos nos encontramos con falta de garantías para evitar el desplazamiento y la falta de reconocimiento de la Zona de Reserva Campesina, un mecanismo importante para evitar futuros desplazamientos. Los campesinos hemos ido planteando desde hace mucho tiempo políticas de sustitución de cultivos ilícitos».