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Maritjie Kailey: Luchando por la justicia para su tierra y su pueblo en Indonesia

 

Brigadas Internacionales de Paz celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos, un día para alzar las voces y las victorias de las mujeres que desafían sin miedo el statu quo. Estas valientes mujeres no sólo defienden derechos, sino que están forjando el futuro: defendiendo nuestras libertades fundamentales, nuestro planeta compartido y la dignidad de todas las personas. Durante más de 40 años, PBI ha estado presente para garantizar que las personas defensoras puedan realizar su trabajo de forma segura y eficaz.

«Cuando empiezas algo tienes que terminarlo, si no lo haces significa que has fracasado».

-Maritjie Kailey

 

 

Del aula a la primera línea

En la parte oriental de las islas Maluku de Indonesia, Maritjie Kailey, una maestra de escuela de día y una defensora de los derechos humanos de noche, se ha convertido en un faro de esperanza contra el acaparamiento de tierras y la violencia de género. Originaria de la pintoresca ciudad de Dobo, Maritjie comenzó su experencia con las Brigadas Internacionales de Paz (PBI) a principios de 2022, donde se embarcó en una formación intensiva para aprender la teoría y los protocolos de seguridad, lo que la equipó aún más para las batallas a las que se enfrentaría en el futuro. ¿Qué motivó a esta maestra a convertirse en un faro del cambio? Maritjie explica su profunda conexión con las ONGs locales, que en su opinión son un vínculo integral entre los pueblos indígenas y las personas defensoras de los derechos humanos en todo el mundo. Estas organizaciones ayudan a concienciar sobre los problemas acuciantes de su tierra natal. Su participación en PBI, en particular, la ha ayudado en su lucha incansable por el derecho a la tierra, fortaleciendo sus conexiones con otras organizaciones y fomentando la acción colectiva contra las violaciones de los derechos humanos.

La lucha por el derecho a la tierra y contra la trata de personas

La tierra natal de Maritjie, la isla de Aru, en Maluku, ha sido un hervidero de controversias. En el meollo están los derechos de la población local, cuyas tierras están continuamente amenazadas por las grandes empresas y el gobierno en un intento incesante de deforestación y establecimiento de plantaciones de azúcar. Los casos de trata de personas agravan aún más la angustia existente. En 2013 se logró una importante victoria cuando se ganó a nivel nacional un caso contra los acaparadores de tierras, que pretendían apoderarse de 500 hectáreas de las islas Aru. Sin embargo, la lucha contra la armada indonesia en 2021, que reclamaba 689 hectáreas en el sur de las islas Aru para una base naval, sigue siendo una batalla cuesta arriba. Las amenazas a su patria han evolucionado, y también lo ha hecho el planteamiento de Maritjie para hacerles frente. Empleando el poder de la juventud, ha fomentado una mezcla de manifestaciones pacíficas y representaciones artísticas para informar a los habitantes de las islas Aru sobre las amenazas de acaparamiento de tierras. Este activismo ha atraído a varias ONGs que se han unido para concienciar y llevar estos problemas a foros nacionales e internacionales.

El valor en medio de la adversidad

El cargo de defender a los derechos humanos no está exento de peligros. Maritjie reconoce la doble naturaleza de su papel, que le proporciona una plataforma para representar a muchos, al tiempo que pone en peligro su vida y la de su familia. Acosada y vigilada por entidades desconocidas, ni siquiera sus cuentas en las redes sociales se han librado de las intrusiones. A pesar de los peligros, no se deja intimidar y encuentra consuelo en el apoyo de su padre y en su compromiso inquebrantable con su causa.
 

El apoyo de PBI ha sido fundamental para gestionar estas amenazas. Su compromiso con las ONG locales, la formación en materia de seguridad y los esfuerzos de colaboración con los defensores de los derechos humanos han tenido un impacto significativo. Maritjie habla de su gira de conferencias por Europa, gestionada por PBI, en la que presentó sus casos ante el Parlamento Europeo y se puso en contacto con varias ONGs. Su familia ha expresado sentirse agobiada por sus decisiones, especialmente aquellos miembros que trabajan para el gobierno. También está preocupada por la continuación del acaparamiento de tierras y teme la pérdida de su querido pueblo. Además, su papel como profesora conlleva sus retos, ya que tiene que lidiar con los sentimientos negativos de algunos alumnos y sus padres. Sin embargo, en medio de las adversidades, Maritjie sigue motivada, inspirándose en las palabras de su padre: «Cuando empiezas algo tienes que terminarlo, si no lo haces significa que has fracasado». Para ella y los habitantes de la isla de Aru, la tierra es su madre. Protegerla es sinónimo de preservar su cultura, su tradición y su vida salvaje. Es una batalla que está dispuesta a librar todo el tiempo que haga falta.
 

Conclusión
Maritjie Kailey, un faro de esperanza en Maluku Oriental, nos recuerda que ante la adversidad es posible superarse y marcar una diferencia. Su historia pone de relieve la importancia de proteger a los derechos humanos y el planeta, y subraya el poder de la acción colectiva y la perseverancia. Mientras sigue defendiendo a los derechos de los pueblos indígenas de la isla Aru, su espíritu es un testimonio de la resistencia del espíritu humano y de la búsqueda incesante de la justicia.

Escrito por: Voluntario PBI