Articulo publicado en el Boletín especial 15 años, octubre 2009
Rokko Fermo, voluntario de Italia (2009)
El 6 de marzo alrededor de 300.000 personas marchan en homenaje a las víctimas del paramilitarismo, la parapolítica y los crímenes de Estado.
Iván Cepeda, hijo del senador Manuel Cepeda, director de la Fundación Cepeda e integrante del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (MOVICE) habla sobre la marcha que tuvo lugar el 6 de marzo de 2008 en favor de los derechos de las víctimas de paramilitarismo. PBI acompaña a la Fundación Cepeda desde abril de 2004, año en el que Iván Cepeda y la co-fundadora Claudia Girón regresaron a Colombia después de cuatro años de exilio en Francia, debido a las amenazas de muerte que habían recibido.
PBI: La marcha del 6 de marzo fue un éxito. ¿Nos puede contar cuántas personas asistieron?
Iván Cepeda: Los cálculos que se hicieron arrojan unas cifras de alrededor de 300.000 personas que se movilizaron en casi 100 ciudades de Colombia y del mundo.
PBI: ¿Cómo lograron la asistencia de tantas personas?
IC: Creo que ha sido gracias a una correcta lectura del momento en el que tuvo lugar la manifestación. En Colombia, los crímenes realizados por agentes estatales han sido históricamente ocultados y silenciados, pero en el momento de la movilización había una coyuntura propicia para comenzar a despertar la solidaridad de la ciudadanía sobre estos actos delictivos: el escándalo de la parapolítica, el comienzo de la documentación de casos de ejecuciones cometidas por miembros de la Fuerza Pública, la implicación del Gobierno de Uribe con crímenes de lesa humanidad. Todos estos hechos, comentados con timidez por la prensa y la televisión, dieron lugar a una situación en la que era muy difícil seguir ocultando que hay víctimas de agentes estatales. Esta lectura nos permitió, con muchos esfuerzos y en medio de una situación muy difícil, hacer visible la situación de las víctimas de agentes estatales.
Creo que fue el comienzo de un proceso que ha ido permitiendo, paulatinamente, que las víctimas de actores estatales y crímenes de Estado sean reconocidas. La marcha es un reflejo significativo de la acción pública de las víctimas. Ha dado lugar a otros hechos más recientes que han ido permitiendo su visibilidad pública y, en consecuencia, mejores condiciones para reclamar y hacer cumplir el derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación.
PBI: ¿Qué es el MOVICE y cómo nació?
IC: El Movimiento de Víctimas es básicamente un movimiento social. Esto significa que es una expresión de múltiples redes y expresiones: de organizaciones, de comunidades y de personas que se sienten en la condición de víctimas de agentes del estado y de paramilitares. El Movimiento de Víctimas es parte de un gran espectro de movimientos sociales y organizaciones colombianas que trabajan por transformaciones sustanciales en su sociedad, hacia un cambio del sistema político y socio-económico. Su especificidad es que hace de la justicia (tanto judicial como social) y de la verdad de los crímenes factores de democratización de la sociedad colombiana.
Creo que el Movimiento de Víctimas ha sido el sujeto político y social que ha permitido que las víctimas en Colombia, particularmente las de agentes del estado, comiencen a ejercer y reivindicar sus derechos, y a aspirar de una manera más realista a tener poder político. Pienso que esta dura realidad ha ido creciendo y ya no se puede ocultar ni despreciar. El movimiento va a ser un vector importante en esta lucha a través de la movilización, pero también a través de la formación y de la conformación de un ideario político que permite a las víctimas las transformaciones a las que aspiran, junto con otros movimientos sociales.
PBI: ¿Qué retos y riesgos enfrenta el MOVICE?
IC: Básicamente, el movimiento social se está enfrentando a una maquinaria de criminalidad estatal que en Colombia tiene el añadido estar unida a una maquinaria proveniente del crimen organizado. Estamos ante una criminalidad de estado que, a diferencia de otra forma de criminalidad estatal en la que se persigue a los opositores y se silencia a sectores de la sociedad civil, además es una maquinaria muy involucrada con el narcotráfico. Esto implica que el poder esté más fragmentado y tenga múltiples formas de agresividad y de persecución. Es una maquinaria muy poderosa, con una infraestructura mediática que silencia, tergiversa y deforma gravemente su esencia. Es por ello que los retos que afronta el MOVICE son considerables. El movimiento los ha enfrentado desde un posicionamiento de construcción colectiva de oposición, con redes internacionales de apoyo, de la misma manera que lo hace el movimiento de Derechos Humanos.
1. 70 de Colombia y 30 de diversas ciudades de Europa, Australia, EEUU y Canadá