«Desde que estudié periodismo, me inculcaron la verdad y estar al lado del pueblo, y es algo que he ido poniendo en práctica desde que empezaron a haber denuncias de abuso de poder, autoritarismo y violencia en Nicaragua.
Hablar del 2018 me conmueve mucho porque tenía que ser periodista pero no podía dejar de lado lo humano. Pasaron muchas cosas el 30 de mayo y hubo momentos donde vi personas muertas y heridas, entonces dejaba mi trabajo para poder abrir espacio entre la gente y que pudieran pasar las ambulancias.
El periodismo es fundamental para las democracias y para los derechos humanos. Los periodistas nicaragüenses hemos sido un pilar para denunciar lo que está viviendo Nicaragua y demandar justicia, y para que Nicaragua tuviera la resonancia que tiene en estos momentos a nivel mundial.
Si no somos consecuentes con lo que está viviendo el país, no podemos ser profesionales. Como periodistas, tenemos que ser imparciales y objetivos, pero creo que desde el 2018, deje de ser un periodista imparcial, porque no puedo obviar lo que ha pasado y sigue ocurriendo en el país cuando se ha arremetido contra la vida y la integridad de todo un pueblo.
Como joven y periodista para medios independientes, el exilio ha sido un gran desafío porque no estaba preparado para tanta persecución. Soy parte de un sistema que ha querido callar nuestras voces y ha violentado nuestro derecho a informar, más ahora con la aprobación de una ley represiva que pretende criminalizar y silenciar a los medios de comunicación independientes. Aún así, somos uno de los gremios en el país que no se ha arrodillado y continuamos haciendo nuestro trabajo en las condiciones que tenemos y podemos, por más mínimas que sean.
Quisiera regresar a Nicaragua pero no hay condiciones. Junto con otros periodistas, hemos logrado romper la censura en medio de un exilio forzado y con pocos recursos, empezando con nuestros celulares para seguir comunicando. La mayor satisfacción que tenemos es que el periodismo nicaragüense haya sido reconocido a nivel internacional, por su compromiso más que todo, y que contamos con una amplia audiencia que nos ha apoyado para seguir informando.
A pesar de los ataques y las agresiones en nuestra contra, del asedio que viven nuestras familias, y del exilio forzado de muchos de nosotros, los periodistas seguimos firmes, dignos, éticos y comprometidos con la verdad y con Nicaragua.»
Gerall